La ciudad de Antofagasta está estrechamente vinculada a la actividad minera. La mitad del cobre que se produce en el país proviene de aquí. Ha habido un crecimiento constante en las áreas de construcción, comercio minorista, alojamiento hotelero, crecimiento demográfico y un notable desarrollo de la edificación en altura.
A finales del siglo XVII, el territorio donde hoy se ubica Antofagasta era una hacienda agrícola, la hacienda de Paposo, perteneciente a Francisco de Cisternas y de la Fuente Villalobos, uno de los terratenientes más ricos de la Capitanía General de Chile. La bahía se llamó del Paposo y el pequeño asentamiento de las familias de pastores al servicio del hacendado comenzó a llamarse Nuestra Señora del Paposo, al parecer a partir de 1679.
En tiempos del gobernador Ambrosio O'Higgins (1788-1796), había una guarnición en Paposo con la tarea de contrarrestar los desembarcos de corsarios ingleses que deambulaban por la costa del desierto de Atacama.
El 28 de julio de 1797, el gobernador Gabriel de Avilés y del Fierro destinó la suma de quinientos pesos de la época para la construcción de una iglesia en Paposo, mencionada en 1853 por el explorador Rodolfo Filippi.
En 1868 se fundó Melbourne Clark, una empresa de intereses chilenos e ingleses para la extracción de minerales salitreros en el desierto de Atacama. El 22 de octubre del mismo año, el presidente boliviano Mariano Melgarejo encargó al prefecto del departamento de Costa fundar una ciudad y un puerto en la antigua hacienda Paposo a la que se le dio el nombre de La Chimba, como consta en el acta fundacional. Posteriormente la ciudad pasó a llamarse Antofagasta. El primer plano oficial de la ciudad y puerto de Antofagasta fue diseñado por José Santos Prada.
En la década de 1870, mineros chilenos encontraron ricos depósitos de salitre en el campo del Salar del Carmen, al este de la actual Antofagasta. La región era parte de Bolivia en ese momento, y el crecimiento de la minería llevó al asentamiento de La Chimba, que había sido designada puerto en 1868 y pronto pasó a llamarse Antofagasta.
En 1878, la decisión del Congreso boliviano de revocar los privilegios concedidos cinco años antes a las empresas mineras de intereses chilenos y británicos desencadenó un conflicto armado en el que Chile se opuso a Bolivia y Perú por la posesión de territorios ricos en yacimientos de salitre. El ejército chileno ocupó Antofagasta poco después del estallido de las hostilidades y la mantuvo junto con todos los demás territorios que hoy forman el norte de Chile en virtud del tratado de paz de Ancón firmado por los tres beligerantes el 20 de octubre de 1883. Si bien se firmó una tregua en 1884, la soberanía sobre la zona no se resolvió hasta que un tratado de 1905 la asignó a Chile "a perpetuidad".
En 1991, un deslizamiento de tierra devastó gran parte de la ciudad, socavó el terreno, dañó 2.464 casas y destruyó 493 edificios. El desastre dejó 92 muertos, 16 desaparecidos y unas 20.000 personas sin hogar. En 1995, la ciudad fue azotada por un terremoto de magnitud 7,3 en la escala de Richter. Dejó tres muertos y un centenar de heridos, pero los daños estructurales fueron menores para la magnitud del suceso.
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